El ámbito socio-cultural de nuestro siglo es la
consecuencia de los siglos anteriores. La situación, al comienzo del
Concilio no era ideal para la misión de la Iglesia. Por eso el
Concilio se propone, entre otras fines, "acrecentar de día en
día entre los fieles la vida cristiana y adaptar mejor a las
necesidades de nuestro tiempo las instituciones que están sujetas a
cambio " (SC 1).
Este capítulo 8 lo vamos a dividir en dos grandes
apartados:
el movimiento litúrgico y el Concilio Vaticano II.
Analizaremos también, el postconcilio.
a) El Movimiento Litúrgico
El movimiento litúrgico tiene su origen en Guéranger.
Fue monje benedictino, fundador y primer abad de Solesmes
(1805-1875). Su empeño por volver a la liturgia romana fue producto
del querer ir a las fuentes. No llegó a tanto porque no se habían
descubierto y analizado todavía los textos más primitivos. Se quedó
en el rito romano y no el original rito romano sino el rito romano
con las adherencias del rito franco-germánico. Como todo inicio tuvo
sus aciertos y deficiencias, pero hizo volver los ojos a tres
realidades mal comprendidas y/o vividas en aquella época: la
liturgia, la Iglesia y la Biblia.
Le damos importancia a este Movimiento porque es el
que preparó e hizo posible que la primera Constitución del Concilio
Vaticano II fuese sobre la Liturgia. Lo habían preparado y estaba
bastante aceptado por la Iglesia.
El movimiento litúrgico, que va desde principios del
siglo hasta el concilio Vaticano II, trabajó estos puntos y, al
mismo tiempo, dio como frutos, los escritos de los papas Pío X y Pío
XII:
• el origen de la liturgia,
• la pastoral litúrgica,
• la ciencia litúrgica y
• los escritos de Pío X y de Pío XII.
Veámoslos a continuación.
1.- El retorno a la liturgia
En el siglo XIX los fieles durante las celebraciones
litúrgicas rezaban sus devociones: bien el rosario, bien alguna
novena, etc. La palabra de Dios y el misterio pascual cuya
actualización se estaba realizando eran totalmente desconocidos. La
vida litúrgica iba por su sitio y la vida espiritual de los fieles
por otro. Por otra parte, los estudios de la liturgia estaban
completamente atrofiados. Su máxima preocupación era la mera
ejecución de los ritos, cuyo significado se había perdido.
Por ello el primer objetivo que se propusieron los
autores del Movimiento Litúrgico fue volver a la liturgia, volver a
las fuentes de la liturgia.
Guéranger repetía en la introducción de uno de sus
libros "Si este nuestro libro, llamando la atención a los que
tienen la misión de velar sobre las iglesias, contribuyese, aunque
fuera poquísimo, a frenar abusos muy grandes y a preparar, de algún
modo, un retorno a los principios válidos, en todo siglo, en materia
litúrgica, ¿seria el nuestro un crimen tan grande?".
Todas sus publicaciones tuvieron un objetivo claro,
"el principal objetivo del libro es el de iniciar a los más
jóvenes de nuestros hermanos (benedictinos) en el estudio de los
misterios del culto divino y de la oración: dos cosas que deben
constituir el principal alimento de su vida".
Nadie quiere marginar el rosario, ni el Vía Crucis,
ni las novenas, etc., pero sí situarlas en su sitio. Lo central y lo
original es la actualización de la salvación. El mandato del Señor:
"Haced esto en, memoria mía" no es para rezar el rosario, y
demás devociones, sino celebrar su memorial o vivir su memorial.
Este objetivo de Guéranger debe ser todavía objetivo
de muchas de nuestras comunidades parroquiales. Las devociones son
lo subjetivo, algo que hemos "inventado" nosotros los hombres. La
Liturgia es lo objetivo, algo "inventado" y dado por Dios. En las
devociones somos nosotros los principales protagonistas. En la
liturgia es Dios el principal protagonista. En las devociones, se
puede decir, que "la escucha" de Dios depende de nosotros o de
nuestros méritos. En la celebración litúrgica, la "escucha" de Dios
depende de su Hijo Jesús, es Él quien ora al Padre por nosotros y
con nosotros y en nosotros. Digamos para entendernos que es mucho
más "seguro" una celebración litúrgica, que una devoción.
Todas estas razones hay que entenderlas bien. He
puesto palabras entre comillas. Lo cual quiere decir que no tienen
su significado, que hay que entenderlas en su contexto.
Para hablar de la pastoral litúrgica de esta época
tenemos que citar a su gran impulsor: Lamberto Beuadin (1873-1960),
sacerdote dedicado al mundo obrero, que entró en la orden
benedictina.
Las propuestas pastorales de Beaudin se concretan en
estas propuestas:
La devoción, la piedad y la vida cristiana debían
inspirarse en la liturgia. Para ello, era necesario promover la
participación de los fieles en la liturgia. Es la vuelta a la
liturgia.
Difundir la traducción del misal, para que las
oraciones de los fieles fuesen las oraciones litúrgicas, que son más
objetivas. Y, como consecuencia, dejar de hacer novenas en misa y
llenar ese "vacío" con la misa misma.
Recuperar en el hogar las vísperas, la bendición de
la mesa, oraciones en los tiempos litúrgicos. Es decir, hacer que el
espíritu litúrgico penetre en las manifestaciones religiosas del
pueblo cristiano.
Promocionar el canto gregoriano, según las
orientaciones de Pío X. El Papa había escrito un documento el año
1903 en orden a renovar la música religiosa. Para ello, proponía
restaurar el canto gregoriano. Por este documento del Papa saben
nuestros mayores el gregoriano.
Organizar retiros para los responsables parroquiales
de la pastoral litúrgica. No se puede hacer ninguna renovación, si
los responsables quedan fuera. El Concilio Vaticano II aceptó este
norma pastoral en su n. 19.
Las dos guerras mundiales paralizaron el movimiento
litúrgico, pero posteriormente prosiguió con fuerza.
Ahora bien, no todo fue un camino de rosas en la
difusión del Movimiento Litúrgico. Tuvo sus problemas y sus crisis.
Los dos problemas o crisis de crecimiento que tuvo el movimiento
litúrgico entre sus miembros fueron:
• Relación entre liturgia y espiritualidad. El
problema se suscitó por distintas ideas que tenían unos y otros
sobre lo que es la liturgia.
Para unos, y aún hoy día, la liturgia era el mundo
ceremonial, el rostro exterior de las celebraciones. Por tanto, la
liturgia debía ocupar un segundo o tercer plano en la vida
cristiana. Para otros, la liturgia era la oración del Cuerpo de
Cristo y, al mismo tiempo, la presencia privilegiada de la obra
salvadora de Dios. Por tanto, los fieles han de vivir y personalizar
la obra de Dios que actualiza la liturgia.
Como fruto de esta discusión se dio más valor al
aspecto comunitario y a lo objetivo, que a lo individual y subjetivo
de las celebraciones litúrgicas.
• Relación entre liturgia y compromiso cristiano.
El año 1909 se celebró el Congreso de Malinas. En él se reunieron
expertos en liturgia y sacerdotes dedicados al ministerio en medios
rurales, urbanos, en barriadas, sacerdotes dedicados en la Acción
Católica y en movimientos especializados. Naturalmente, apareció el
deseo de una mayor inserción de los valores de la sociedad en la
liturgia y una mayor acomodación de la liturgia a la nueva situación
europea, así como en los países de misión. Entre las propuestas
concretas fue el problema de la lengua litúrgica. Pidieron con
insistencia la entrada de la lengua del pueblo en la liturgia,
aunque insistieran más en ello para los países de misión.
3. La ciencia litúrgica
El movimiento litúrgico, no sólo se preocupó de la
pastoral, sino que se centró en la ciencia litúrgica, en la historia
y en la teología de la liturgia.
- Investigación histórica. Se investigaron los
orígenes del culto cristiano, la historia de la misa y del
breviario, los textos antiguos, las oraciones de la misa, etc. Se
hicieron las primeras ediciones críticas de la Tradición Apostólica
de Hipólito y del canon de la misa. Fueron principalmente autores
franceses y alemanes los que se distinguieron en este trabajo de
investigación. La colaboración de estos investigadores al Vaticano
II y al post-concilio fue amplia y decisiva para la reforma de la
liturgia. En este campo se distinguieron los franceses.
- Estudio teológico de la liturgia. La
teología comprendía también la espiritualidad y la pastoral de la
liturgia. En este punto no podemos dejar de citar a Odo Casel. Fue
el que investigó y divulgó el misterio y su actualización en la
liturgia. Para no citar nombres, digamos que la teología fue más
estudiada en Alemania. El año 1951 se unieron en congresos todos
estudiosos, tanto historiadores como teólogos y prepararon las bases
de la futura constitución litúrgica del Vaticano II. Crearon en la
Iglesia una mentalidad y un espíritu de equipo. Por ello la
Constitución "Sacrosanctum Concihum " fue el primer documento que
salió del Vaticano II.
4. Los escritos de Pío X y de
Pío XII
Son los dos papas que se distinguieron por la
renovación litúrgica.
- Pío X. Papa entre 1903 y 1914, a los tres
meses de su elección publicó el Motu propio(Se
llama Motu propio al documento por el que el Papa regula alguna
iniciativa o algún aspecto particular de la vida de la Iglesia.)"Tra le sollicitudine" para renovar la música
religiosa y restaurar el canto gregoriano.
A los dos años el decreto(Decreto:
Son los documentos conciliares que desarrollan y aplican
concretamente lo ya formulado en las constituciones.)"Sacra Tridentina Synodus"para fomentar la comunión
frecuente; el año 1910 el decreto para admitir a los niños a la
comunión eucarística.
Al año siguiente la constitución apostólica (Constitución Apostólica: Reciben
este nombre los documento fundamentales de un Concilio.)
sobre la reforma del breviario y la revalorización de la
liturgia dominical; y, por fin , el año 1913 el Motu propio que
inspiraba un nuevo plan de reforma del año litúrgico y del
breviario.
Resumiendo las tres líneas claras que aparecen en el
magisterio litúrgico de Pío X son:
- la renovación de la música sagrada con el principio
válido hoy día de "no hay que cantar y orar durante la misa,
sino cantar y orar la misa ";
- el acercar a los fieles la munión eucarística; y
- la reforma del año litúrgico y del breviario.
- Pío XII. Papa entre 1939 y 1958, tuvo una
actividad grande en materia litúrgica.
Enumeramos: la Instrucción(Instrucción:
Son documentos que tienen el respaldo de una Congregación de la
Curia romana. Por último Exhortación apostólica es el documento que
el Papa escribe a la terminación de un Sínodo de obispos.)
sobre la formación del clero en el Oficio Divino; la facultad
dada a los sacerdotes, en algunos casos, para confirmar; la
publicación de rituales bilingües; el determinar las fórmulas de la
ordenación del diaconado, presbiterado y episcopado; la reforma de
la vigilia pascual; la reforma del ayuno eucarístico; la
introducción de misas vespertinas; la reforma de la Semana Santa;
leccionarios bilingües, la renovación de la música sagrada; y, sobre
todo, la publicación de la encíclica(Encíclica:
Es una carta pastoral del Papa dirigida a la Iglesia Universal.)Mediator Dei (1947), con la cual se aceptaba plenamente el
movimiento litúrgico a nivel oficial.
En la encíclica Mediator Dei presenta, por primera
vez, el magisterio una doctrina litúrgica completa y estructurada.
Es el avance de la constitución del Concilio Vaticano II sobre la
liturgia. Destacamos estos tres contenidos fundamentales:
Naturaleza de la liturgia: La liturgia
es el culto público integral del Cuerpo de Cristo, de la cabeza y de
los miembros y, al mismo tiempo, es la presencia privilegiada de
Cristo sacerdote.
El aspecto interno de la liturgia. El
subrayado fundamental de la dimensión interior de la liturgia:
"se equivocan por completo los que consideran la liturgia como sólo
el lado externo y sensible del culto divino, o como ceremonial
decorativo; y no se equivocan menos los que piensan que la liturgia
es el conjunto de leyes y preceptos con que la jerarquía
eclesiástica configura y ordena los ritos".
El equilibrio entre liturgia y espiritualidad.
Equilibrio entre los que afirmaban que todo es liturgia o que todo
tiene que ser liturgia y entre los que minusvaloraban la liturgia,
equilibrio entre lo subjetivo y lo objetivo; entre lo comunitario y
el individualismo; entre progresismo y conservadurismo. Del fomento
de la participación y de las misas llamadas comunitarias se pasó a
cuestionar la misa celebrada sin pueblo. De la valoración del culto
de la Iglesia se pasó a marginar y censurar las devociones, las
prácticas ascéticas, los ejercicios espirituales, así como el culto
al Santísimo Sacramento.
Esta encíclica tiene también algunas lagunas, que se
han desarrollado y perfeccionado. Notemos algunas lagunas:
El sacerdocio de los fieles. La
ausencia de la doctrina sobre el sacerdocio de los fieles, que es el
fundamento de la participación litúrgica.
Fuerza de los símbolos. Una teología
inacabada y extrínseca acerca de los signos simbólicos con los que
se celebra la liturgia: Se afirma que los símbolos litúrgicos
estimulan y adornan el culto.
Lex orandi lex credendi(Axioma
que significa: la oración es norma de fe. Se ora lo que se cree. Por
tanto, lo que decimos en la oración es la norma o ley para la fe.).
Una comprensión parcial o un planteamiento distinto de esta verdad.
Lo tomaba como sólo reflejo de la fe de la Iglesia y no como
maduración de la fe, porque se ora según se cree y también se cree
según se ora.
El año litúrgico. La presentación del
año litúrgico es algo ambigua, juega entre el sentido moralizador y
el sentido de actualización.
Por último citamos las palabras de Pío XII a los
participantes del Congreso de Asís, congreso internacional de
pastoral litúrgica: "El movimiento litúrgico aparece como un
signo de las disposiciones providenciales de Dios sobre el tiempo
presente (signo de los tiempos), como un paso del Espíritu Santo en
su Iglesia, para acercar ante todo a los hombres a los misterios de
la fe y a las riquezas de la gracia, que corren de la participación
activa de los fieles en la vida litúrgica ".
La constitución, después de un prólogo, aborda en el
primer capítulo los principios fundamentales de la liturgia. Es el
más largo e importante. Lleva el título siguiente: "Principios
generales para la reforma y fomento de la sagrada liturgia ".
Son los principios y los fundamentos que hay que
tener en cuenta para hablar algo de liturgia, es el "abc" de la
liturgia. Sin esto no sabremos nada de liturgia. Cada capítulo está
dividido en apartados. Y cada apartado en números. Pues bien, de
este primer capítulo destacamos el primer apartado, los números del
5 al 13 que tratan de los aspectos doctrinales de la liturgia. En
cierto modo son el núcleo de toda la constitución. Se recogen los
resultados de las investigaciones teológicas sobre la naturaleza de
la liturgia y se insiste en su importancia para la vida de la
Iglesia.
Los siguientes capítulos tratan estos temas:
necesidad de promover la educación litúrgica y la participación
activa, la reforma de la sagrada liturgia, el fomento de la vida
litúrgica en las diócesis y en las parroquias, la Eucaristía, los
demás sacramentos y los sacramentales, el oficio divino, el año
litúrgico, la música sagrada, el arte y los objetos sagrados.
Está estructurada en dos partes: principios
doctrinales y normas prácticas. Este esquema:
principios-praxis responde al esquema
teología-celebración, es decir, a la esencia de la teología
litúrgica. La liturgia celebra lo que se cree. Para entendernos
podemos afirmar que en la liturgia se manifiesta lo que se vive. Y
así la manifestación está intrínsecamente unida a la vivencia. La
teología litúrgica no es especulación, no es algo que se produce en
la inteligencia. Es teología que exige celebración y/o celebración
que exige teología.
Si en la celebración se margina la teología, se cae
en el rubricismo o en la inventiva arbitraria. Y si en la teología
litúrgica se margina la celebración, se esteriliza el pensamiento y
se pierde en sí mismo. Es decir, no se puede celebrar sin conocer el
contenido de la celebración y/o no se puede conocer la teología
litúrgica sin celebrar. La teología litúrgica es teología practica.
Esto, en concreto, supone que al preparar la
celebración debo estudiar analizar y vivir el contenido de la
celebración. Y al celebrar debo tener en cuenta el contenido
analizado y vivido.
Este esquema principios-praxis se
orienta, en la Constitución del concilio, a revisar la teología y la
celebración de la liturgia, para así conseguir una mejor
participación de los fieles. Revisar-participar es,
por tanto, otra constante del todo el documento conciliar. Por ello,
colocó en un primer plano la pastoral litúrgica.
El análisis del documento lo haremos de la siguiente
manera: vemos los temas polémicos, los temas de largo alcance y, por
contraste, los vacíos de dicha Constitución.
1 Temas polémicos
• Facultades de los obispos.
PRINCIPIO: La liturgia es la manifestación de
la fe de la Iglesia. Luego es competencia de la Iglesia. De los que
tienen el ministerio de la autoridad. Esta autoridad es colegial.
PRAXIS: El Vaticano II mantuvo la dirección de
la liturgia en manos de la Santa Sede y, a la vez, en manos de las
conferencias episcopales y el obispo diocesano (SC 22). Recordando
la historia, se ve que la antigua disciplina hasta Trento condujo a
la anarquía y el período posterior a Trento, totalmente
centralizado, condujo al rubricismo.
PUNTO POLÉMICA: Descentralización, pues,
moderada o centralización compartida. En este equilibrio es difícil
mantenerse, lo cual ha dado lugar a discusiones. Hoy día, todos los
textos creados por las distintas conferencias episcopales deben
recibir el visto bueno de Roma. Lo cual ya es complicado.
• Adaptación de la liturgia.
PRINCIPIO: "los textos deben resplandecer con
una noble sencillez, han de ser claros por su brevedad... adaptados
a la capacidad de los fieles y por lo general no deben necesitar de
muchas explicaciones" (SC 34; Cf. SC 21). Es decir, hay que adaptar
los textos a la capacidad de los fieles.
PRAXIS: se admiten dos tipos de adaptaciones:
ordinarias y extraordinarias.
Las ordinarias son las que dicen los rituales.
Las pueden hacer las Conferencias episcopales y los Obispos. (Edad
de la confirmación, determinar los signos penitenciales en la
absolución colectiva). Son las adaptaciones acomodadas a las
necesidades de cada región (SC 38, Cf. SC 63b y 77).
Las extraordinarias son más profundas. Para
ello es necesario estudiarlas y plantearlas a la Santa Sede. Son
adaptaciones que se pueden admitir en la liturgia porque son fruto
de la acción de las tradiciones y el espíritu de cada pueblo (SC
40).
PUNTO POLÉMICO: En principio algunos lo
entendieron racionalmente y convirtieron la celebración en algo
racional. Y han dado lugar a celebraciones descuidadas en su riqueza
ritual, descuidadas en simbología. Con pretensiones de claridad ha
habido celebraciones didácticas y moralizantes. Es decir, han
convertido la misa en una clase de enseñanza o en un puro
compromiso. La liturgia es ante todo, celebración simbólica; por
eso, no tanto se entiende o se explica cuanto se percibe, no tanto
es didáctica y moralizante cuanto celebratva. Esto quiere decir que,
lo primero es sentirse salvados y celebrarlo agradecidos,
después habrá que explicar algunas cosas y ver la unión con la vida
de compromiso, pero sin anteponer una cosa a la otra.
• Las lenguas vernáculas.
PRINCIPIO: La participación del pueblo de Dios
por ser pueblo santo y sacerdotal.
PRAXIS: Sobre este tema Juan XXIII en vísperas
del Concilio publicó la constitución apostólica Veterum
sapientia, sobre el uso del latín. Imponía silencio a la
"campañas" contra el latín en la liturgia.
PUNTO POLÉMICO: El concilio reconoció el latín
como lengua litúrgica, con algunas pequeñas cosas en lengua
vernácula (SC 36; Cf. 54 y 101). Estas decisiones fueron para unos
tímidas, otros se aferraron al latín, mientras otros lo eliminaron.
Hoy día se ha superado totalmente.
• La concelebración.
PRINCIPIO: La concelebración eucarística
manifiesta adecuadamente y realiza la unidad del sacerdocio (SC 57).
Praxis: El concilio posibilitó la
concelebración en determinados días y aun asiduamente con permiso
del ordinario.
PUNTO POLÉMICO: Fue uno de los temas más
discutidos. Muchos se opusieron porque contrastaba con su apego
devocional a la celebración particular.
• La comunión bajo las dos especies.
PRINCIPIO: Es la participación más perfecta en
la misa.
PRAXIS: Pero, el concilio lo dejó en manos de
la sede apostólica.
PUNTO POLÉMICO. Tema ampliamente debatido. Al
Obispo diocesano corresponde juzgar sobre la oportunidad de la
puesta en práctica.
Estos puntos polémicos se irán abriendo y aclarando
en los años posteriores al Concilio.
2. Temas fundamentales
Los siguientes puntos, sin restar importancia a los
anteriores, los consideramos fundamentales. Son, en concreto éstos:
qué es la liturgia, es decir, cuál es la naturaleza de la liturgia,
la formación del clero y del pueblo, y la revalorización de la
palabra de Dios
a) Qué es la liturgia
Resumen en puntos.
* Recuerda que Cristo, en su misterio pascual, es la
plenitud de la historia salvífica.
* Esta acción de Cristo salvador se prolonga en la
historia por medio del sacrificio y los sacramentos, en torno a los
cuales gira toda la vida litúrgica.
* Para realizar en la historia esta obra salvadora,
Cristo está siempre presente en su Iglesia, sobre todo en la acción
litúrgica.
* La salvación de Cristo, por tanto, llega al hombre
de este mundo por los signos simbólicos de la liturgia.
* En ellos (signos simbólicos) se establece el
diálogo, la alianza de salvación entre Dios y su pueblo.
* La salvación es santificación del hombre y
glorificación de Dios.
* Por esto la liturgia terrena es la salvación del
hombre y de la glorificación de Dios por el hombre. Un "avance" de
la liturgia eterna. (SC 5-9).
Conclusiones de esta catequesis:
* Por ello la liturgia es la cumbre a la cual tiende
la actividad de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de donde
mana toda su fuerza (S C 10).
* El valor objetivo de la liturgia exige la
coherencia subjetiva de los participantes con la liturgia (SC 11l).
* La liturgia no se basta a sí misma. Requiere la
evangelización, la catequesis, la conversión constante, la práctica
de la vida cristiana, el apostolado, el testimonio (SC 9).
* Además, cada cristiano necesita de la oración en
privado (SC 12).
* Y recomienda los ejercicios piadosos, pero que sean
coherentes con la liturgia, se deriven de ella y a ella conduzcan,
ya que la acción litúrgica está muy por encima de ellas (SC 13).
Puntos de discusión
Unas veces, se da primacía a la evangelización.
Otras, al compromiso, a las obras, en contraposición a lo no útil, a
lo gratuito, el acto de fe, que es necesariamente sacramental.
Todavía no está asumida por todos la relación entre liturgia
compromiso. La relación entre liturgia y evangelización y compromiso
se abordó, en el congreso de Malinas. Pero allí solamente se hizo
iniciar. No se profundizó, ni se sacaron todas las consecuencias.
Pablo VI presentó unas orientaciones de solución en su encíclica
"Evangelii Nuntiandi".
Otro punto de discusión ha sido el acusado
individualismo espiritualista, fruto de toda la historia. Este
individualismo está todavía muy metido en muchos dé nuestros fieles,
que no han recibido una formación litúrgica seria. Han visto
cambios, han aceptado los cambios, tal vez obligados, pero no saben
la razón de los cambios. Y como han vivido toda la vida en su piedad
algo individualista, no admiten fácilmente las razones del cambio,
lo soportan. Soportan el celebrar todo en comunidad.
b) Formación litúrgica
Todo lo dicho en el punto anterior necesita ser
descubierto y conocido, necesita de la formación para poder
participar activamente en la liturgia. Es decir, esto no ocurrirá si
"antes los pastores y fieles no se imbuyen totalmente en el
espíritu y la fuerza de la liturgia" (SC 14).
Como consecuencia de ello, el Concilio aborda la
formación (SC 15). La formación litúrgica ha de comprender la
teología, la historia, la pastoral, la espiritualidad y el derecho
de la liturgia (SC 16).
Ahora bien, esta formación no es sólo conocimiento y
ciencia, necesita experiencia o, como lo llama el concilio, se
necesita "iniciación" de tal forma que la vida esté
totalmente informada de espíritu litúrgico (SC 17).
c) La Palabra de Dios.
Desde los primeros números, la constitución afirma
que la Iglesia, desde el comienzo, ha hecho presente la salvación
leyendo en la Escritura cuanto se refiere a Cristo (SC 6). Afirma
también la presencia de Cristo en la Palabra (SC 7 y 33).
Esta presencia salvadora de la Palabra no se
yuxtapone a la presencia salvadora que obra en el sacramento, sino
que están "tan íntimamente unidas entre sí que forman un acto de
culto" (SC 56).
Como consecuencia de ello, expuso unas normas:
enriquecer el Leccionario, recuperar la homilía y fomentar las
celebraciones de la Palabra (SC 35, &1; 35, &2; 35, &4; 51 y 52).
3. Vacíos de la constitución
Llamamos vacíos a puntos que no han sido tratados con
la amplitud que se merecen, puntos que tenían que haber sido
analizados con más detenimiento. Puntos que hoy día se han
profundizado más, como es natural.
He aquí tres.
• El sacerdocio de los fieles. Aunque
la constitución gira en torno a la participación de los fieles en la
liturgia, no desarrolla el fundamento de esa participación: el
sacerdocio de los fieles. Sólo alude a ella (SC 14). Lo ampliará la
LG 11.
• El año litúrgico. Se presenta el
domingo como el día del Señor y como el eje del año litúrgico (SC
102. 106). Pero sobre la presencia de los misterios de la vida de
Cristo en las celebraciones se afirma poca cosa. Por otra parte, los
tiempos fuertes, exceptuando la cuaresma, apenas son tomados en
consideración (SC 109-110).
• La música. No se dio el relieve que
tiene la música como acción y actividad simbólica fundamental en la
liturgia. Se dice bien poco sobre lo que se debe cantar en las
celebraciones. Enuncia el principio y poco más (SC 112). Pablo VI
afirmaba que el tema del canto requiere un amplia reflexión. Muchas
veces se monta "otra liturgia" con los cantos sobre la liturgia. El
ejemplo más claro es el de las bodas. ¿Qué tendrán que ver las
marchas de Mendelsson y la nupcial con el sentido del matrimonio
cristiano y con los textos?
Al año de la promulgación de la Sacrosanctum
Concilium, antes de terminar el Concilio, Pablo VI creó en 1964 el
organismo encargado para llevar adelante el proyecto del Vaticano II
en liturgia. Se llamó el Consilium. Su misión era triple:
1.- orientar la puesta en práctica de la constitución
litúrgica,
2.- preparar los nuevos libros litúrgicos y
3.- promover las experiencias requeridas.
En esta parte veremos algo de los nuevos libros
litúrgicos y algunos documentos. Por último, analizaremos la
situación y las corrientes de opinión en esta época post-conciliar.
1. Los nuevos libros litúrgicos
En diez años se prepararon casi todos los libros
litúrgicos del Vaticano II. No todos: por ejemplo, el Ritual del
matrimonio renovado ha sido publicado en marzo del año 1996. Todo
esto fue posible gracias a los estudios promovidos por los miembros
del movimiento litúrgico. En el trabajo llevado a cabo se recogió lo
mejor de la tradición para acercarlo a la Iglesia de hoy.
Estos libros fueron: el Misal, las Plegarias
Eucarísticas, los Leccionarios, los demás Rituales y la Liturgia de
las Horas. Van precedidos de introducciones que condensan la
teología, la espiritualidad, la acción pastoral y la normativa de
las celebraciones. Son de destacar la introducción al Misal y el
Leccionario. La introducción del Misal se cita con las siglas IGMR (Ordenación
es la palabra que traduce a la latina Institutio. No sólo implica
ordenación de la celebración, sino también una educación litúrgica.
Por eso en las siglas aparece la primera letra la I. (General
del Misal Romano) y la del Leccionario OLM (Ordenación de la
Lecturas de la Misa). Los tenemos en el Misal que usa el sacerdote
en el altar y en las nuevas ediciones de los Leccionarios.
Pablo VI decía que son "una nueva pedagogía
espiritual nacida del concilio. Son una gran novedad. Y nosotros no
debemos dudar de hacernos primero discípulos y después continuadores
de la escuela de oración que ha de comenzar" con su puesta en
práctica y asimilación. Los libros son los grandes educadores de
sacerdotes y fieles, cuando estos los acogen y asimilan. No se puede
hablar ni celebrar un sacramento sin haberlos estudiado y asimilado.
2. Documentos del magisterio
Los clasificamos de esta manera: Alocuciones de Pablo
VI a los miembros del Consilium; documentos para la adecuada
aplicación de la constitución litúrgica y algunos documentos sobre
la Eucaristía. Sin querer nombrarlos todos daremos algunas ideas que
abordan dichos documentos (Todos estos documentos están hoy día
recogidos y publicados en un libro llamado Enchiridion. Preparados
por Andrés Pardo y publicados por la Editorial Regina, Barcelona,
1992.)
• Alocuciones de Pablo VI a los miembros del
Consilium. Destacan las cualidades y el espíritu que han de
tener los miembros del Consilium para la tarea del post-concilio:
sentido de lo sagrado y experiencia litúrgica; percibir las riquezas
de la tradición; conocimiento de la lex credendi, para se
refleje en la lex orandi; sensibilidad humana para acercar a
los fieles la liturgia: En una palabra, deseo de una liturgia
bella, universal, eco de los tiempos antiguos y voz
de los nuevos tiempos. Se repite varias veces la denuncia de los
brotes de anarquía litúrgica, por causa del rechazo de la autoridad,
de lo sagrado y por confundir lo sencillo con el descuido de los
símbolos litúrgicos. Nos las aplicamos para todos nosotros.
• Documentos para la aplicación de la
constitución litúrgica. En estos documentos hay que señalar:
* la inmediata aplicación de lo mandado en el
concilio para la formación de los sacerdotes;
* el objetivo de la tarea litúrgica: cambio de
mentalidad; el paso total del latín a las lenguas vernáculas;
* el impulso hacia celebraciones más creativas. Junto
a esto, el cuidar el culto de la Iglesia de arbitrariedades de
personas y grupos.
• Documentos sobre la Eucaristía.
Durante estos años hubo una polémica sobre el modo de la presencia
de Cristo en la Eucaristía. Pablo VI publicó la encíclica
Mysterium fidei (1965) sobre la fe de la Iglesia en el
misterio eucarístico. Enumera las distintas presencias reales de
Cristo en la Iglesia. Enuncia la presencia real por antonomasia, "la
Eucaristía", y denuncia la insuficiencia de algunas opiniones. El
año 1967 la Sagrada Congregación de Ritos publicó la instrucción Eucharisticum mysterium. Ya se habían terminado las
polémicas. Recoge la doctrina eucarística y señala su práctica para
la celebración y el culto fuera de la misa. Desarrolla la teología
de la celebración y la comunión bajo las dos especies. En 1980 Juan
Pablo II publica la carta Dominicae coenae sobre el
misterio y el culto de la Eucaristía.
• Sobre la Plegaria Eucarística. El año
1973 se publica la carta circular Eucharistiae participationem
dirigida a las conferencias episcopales sobre las plegarias
eucarísticas. Se anuncia la decisión de no ampliar por ahora a las
conferencias la facultad de aprobar nuevas plegarias eucarísticas.
Sin embargo, la Santa Sede atenderá las peticiones de nuevas
plegarias. Reafirma la importancia de la plegaria eucarística
requiere la catequesis sobre la misma. Se constata en la carta
circular las plegarias que corren y, por el lugar que ocupa la
plegaria eucarística en la vida de la Iglesia, se ruega la
observancia de la disciplina vigente.
• Por último, aunque no traten directamente de la
Eucaristía citamos dos documentos: la instrucción Actio
pastoralis (1969), que fundamenta, orienta y regula las
celebraciones con grupos. Dos son los fundamentos en que se deben
basar estas celebraciones: en primer lugar, la eclesialidad, unión
con la Iglesia, y, en segundo, la adaptación al grupo. Recuerda al
final, que la eficacia pastoral no proviene del consumo de novedades
litúrgicas sino de la participación en profundidad de la comunión
eclesial y del misterio cristiano. El otro documento es el
Directorio para las misas con niños (1973). Se parte de la
capacidad religiosa singular del niño. No se propone un rito nuevo,
sino acentos, reducciones u omisiones, que pueden ser oportunos en
la Eucaristía celebrada con niños. La preparación a la Eucaristía se
ha de llevar a cabo por medio de otras celebraciones para
familiarizar a los niños en aspectos importantes de la Eucaristía.
3. Situación de la liturgia en el post concilio
La mayor parte de los sacerdotes y fieles acogieron
la liturgia del Vaticano II con expectación. En el post-concilio se
han mejorado considerablemente las celebraciones. Tal vez, exista
hoy día algo de desencanto en esa mayoría silenciosa. Pero, desde
los comienzos del post-concilio, se hicieron notar dos minorías:
una, involucionista aferrada al latín y al misal de Pío V y
otra, progresista, aferrada a sus invenciones. Unos y otros
pueden erosionar la unidad.
En el ambiente creado por la minoría involucionista
se decía "que nos dejen rezar en la Iglesia". Era la revancha
del individualismo pietista y la denuncia del colectivismo y
activismo litúrgicos.
En la minoría progresista se ha extendido el hecho de
omitir y cambiar ritos y textos considerados, con ligereza, sin
importancia o desfasados. Se ha llegado incluso a sustituir la
Palabra de Dios por otra "más actual".
Hay liturgistas, teólogos y personas que reflexionan
desde la base y consideran la renovación acertada o desacertada.
Acertada por la riqueza bíblica y eucológica (Eucología: Del
griego euché = plegaria. La eucología es el conjunto de las
oraciones.); por el esfuerzo de aproximación de la liturgia a
los fieles; por la lengua vernácula; por el sentido eclesial y
comunitario, por haber revalorizado la Palabra y por la orientación
histórico-salvífica que se ha dado a la liturgia. Se necesita tiempo
para asimilar esta liturgia.
Para los involucionistas es desacertada porque no
destaca el sentido sacrificial de la Eucaristía; por la ambigüedad
sobre la transubstanciación; porque ha descendido el culto a Cristo
en el sagrario; ha bajado la devoción a María y a los santos.
Para los progresistas también ha sido desacertada
porque es excesivamente sacral, inadaptada, intemporal, lejana a
nuestra cultura. Dicen que esta liturgia "no ha entrado" y por eso,
montan otra liturgia con cantos, homilías, signos, oraciones de los
fieles y moniciones.
4. Corrientes de opinión
Esta situación dio lugar a corrientes de opinión
(Dejamos a un lado la minoría involucionista por carecer de futuro.
Sus acusaciones, aunque tengan alguna base, son unilaterales e
injustas. Unilaterales, porque ignoran los logros de la liturgia
post-conciliar. Injustas, porque se cargan la liturgia del Vaticano
II a causa de una parcial puesta en práctica.), nacidas de la
teología litúrgica, para continuar o cambiar el rumbo emprendido.
Veamos algunas.
a) La desacralización.
En los primeros años post-conciliares se planteó con
agresividad el binomio sagrado-profano. Se abogaba por una
liturgia secular, que destacara la dimensión política de la
salvación cristiana. Se reclamaban nuevos signos. Estas corrientes
han continuado su curso hasta nuestros días, aunque con menos
violencia.
SÍNTESIS O CAMINOS DE ENCUENTRO: La
desacralización, buena en cuanto poda de elementos supersticiosos,
es perniciosa si es radical. Es bueno y acertado el destacar la
dimensión política de la existencia cristiana, pero también hay
peligro de manipulación. El deseo de nuevos símbolos o signos
demuestra muchas veces el desarraigo de la historia del Pueblo de
Dios, del que han nacido la mayor parte de los símbolos litúrgicos.
b) Fe y sacramento.
Se opusieron los dos términos. Lo mismo, los términos
de evangelización y sacramentalización. Y así, por la exigencia de
la fe se cuestionó el bautismo de niños y el sacramento del
matrimonio.
SÍNTESIS: Fe y sacramento no sólo se
relacionan sino que se implican. No hay fe sin celebración
sacramental, ni celebración sacramental sin fe. En cuanto a la
sacramentalización, hay que poner todos los medios y con seriedad
para su celebración. Hay que renovar la pastoral sacramental. Pero
no se pueden oponer ambos términos.
c) Celebraciones festivas.
Surgió este término como reacción a las celebraciones
didácticas, moralizantes de uno u otro signo y al culto rutinario.
El cristiano de la ciudad necesita de la fiesta. Se ha querido
devolver al culto la fantasía simbólica y el gozo lúdico. Esto se ha
expresado en la música, en el canto e, incluso, en la danza.
SÍNTESIS: Es verdad que a la liturgia renovada
del Vaticano II le falta la fuerza del simbolismo. Es claro el
desequilibrio entre el oír, el decir y el ver y el hacer. La
acusación dé verbalismo está justificada. Ahora bien, esto no
autoriza a convertir la liturgia en un festival. La categoría de
fiesta es incompleta para designar lo trágico y gozoso del misterio
pascual.
d) Adaptación litúrgica.
La traducción ha exigido la adaptación de los textos
a la estructura y a la mentalidad de las nuevas lenguas litúrgicas.
De la adaptación se ha pasado a la creación de nuevos textos. y
ritos. Esta tendencia se arraiga en la revalorización teológica de
las Iglesias locales.
SÍNTESIS: La adaptación viene exigida por la
necesaria inculturación del misterio de Cristo. Ahora bien, en el
camino de la adaptación se han dado posturas distintas: unos han
traducido pero no han adaptado; otros han traducido, adaptado,
transformado y subjetivizado los textos contra el sentido objetivo
de la liturgia. En las adaptaciones se han de tener en cuenta las
peculiaridades de los pueblos concretos y las del pueblo de Dios,
que las transciende.
e) Liturgia y ciencias humanas.
Acusación: La liturgia del Vaticano II ha
tomado en cuenta la antropología humana. Esto hace replantear el
culto desde la antropología, el análisis lingüístico, la psicología
y la sociología. Pero, al elaborar los nuevos libros litúrgicos, no
se han tenido en cuenta. Se levantó la casa sin contar con los
moradores.
SÍNTESIS: En las ciencias humanas se abre un
nuevo campo aún sin roturar para la teología litúrgica. Es verdad
que la experiencia litúrgica depende de las condiciones que detectan
las ciencias del hombre. Pero, también es cierto que las
transciende. De todos modos, no se han vislumbrado los caminos y las
exigencias que la teología de la oración abre al comportamiento
litúrgico.
f) Los movimientos de oración.
Se han multiplicado estos últimos años. Desde los
pentecostales hasta los más sencillos grupos de oración. Casi todos
ellos pecan de individualismo y subjetivismo.
SÍNTESIS: La oración favorece la interioridad
y, por eso, puede disponer a la liturgia. Pero también pueden
suplantarla o falsearla, por el individualismo interiorista y las
formas inmaduras. La presencia de la Palabra debe "salvar" la
oración personal.
g) Creatividad litúrgica.
Las exigencias de las corrientes citadas
anteriormente han desencadenado el fenómeno de la creatividad
litúrgica. Tiene diversos grados: desde recrear la liturgia hasta
inventar el acto religioso, pasando por la adaptación de textos y
ritos.
SÍNTESIS: Con frecuencia se ha llamado
creatividad a toda innovación, afortunada o desafortunada. La
historia de la liturgia nos ha enseñado la necesidad vital de la
creatividad y también sus consecuencias funestas. La liturgia del
Vaticano II ha sido moderadamente creativa. Si hay vida hay
creatividad; si hay participación viva en la liturgia habrá
creatividad. Pero cualquiera no puede adjudicarse la patente de
creador, ni ensayar su presunta creatividad en la celebración.
Antes, hay que contar con la Iglesia y la comunitaria.
Después de hacer el recorrido histórico, conviene
mirar al futuro, no para vaticinar cuál va a ser la liturgia del
siglo XXI, sino para ver cómo deben ser nuestras celebraciones para
que el núcleo esencial -el memorial del Señor- sea transmitido
fielmente a las generaciones futuras.
Dicho con palabras de la constitución: es
necesario que los cristianos de hoy sepamos "conservar la sana
tradición" y, al mismo tiempo, "abrir un camino al legítimo
progreso". Al final, de este recorrido histórico, debemos
preguntarnos qué es lo que nos enseña la historia. Y no para
repetirla, sino para tomar de ella las lecciones oportunas.
Tradición y progreso en liturgia
La evolución histórica de los ritos y los textos
litúrgicos ha estado dirigida por estas dos líneas de fuerza: la
tendencia conservadora y la tendencia progresista.. Por un lado, la
fidelidad a la tradición ha obligado a conservar intocables un
cierto número de ritos y fórmulas; por otro, la necesidad de
adaptación ha introducido cambios. Tradición y progreso son los dos
polos de una tensión dinámica, que no siempre se ha resuelto de una
manera equilibrada.
a) Línea de conservación
A lo largo de la historia encontramos unos ritos que
han sido, en su núcleo esencial, idénticos a ellos mismos. Es decir,
no se han cambiado. Veamos, por tanto, esto en el mundo de los
ritos. Hay que distinguir entre el rito en sí, en su aspecto externo
y el sentido que tiene el rito.
• Hallamos fidelidad al rito y al sentido,
en aquellos sacramentos de los cuales consta con certeza la
institución por Cristo. Se reducen al bautismo y a la Eucaristía. La
institución hay que entenderla, no en el sentido de que Jesús
hubiera inventado unos ritos determinados, sino en el sentido de que
a un rito ya existente, le fue dada por Cristo un sentido nuevo y
original. Pues bien, esta unión dada por Cristo al rito y al sentido
ha sido considerada tan decisiva por la Iglesia, que no se ha
atrevido a introducir en ellos cambios sustanciales. Para el
bautismo siempre ha usado el baño de agua y para la Eucaristía el
pan y el vino.
• Hay fidelidad al sentido con independencia
del rito en muchas ceremonias que la misma Iglesia ha
creado, de acuerdo con la tradición. Esto se da en los demás
sacramentos. Así se atribuye el mismo sentido al sacramento de la
confirmación, tanto si se considera como rito esencial la unción o
la imposición de manos. Pablo VI en 1971 estableció que el
sacramento de la confirmación se confiere mediante la unción del
crisma en la frente, que se hace con la imposición de la mano, y
mediante las palabras "Recibe por esta señal el don del Espíritu
Santo". Desde los primeros tiempos, el don del Espíritu Santo
era conferido en la Iglesia con diversos ritos. Estos habían sufrido
múltiples modificaciones.
• Hay fidelidad al rito sin tener en cuenta el
sentido en una serie de ritos menores. Fueron introducidos
en una época determinada con una significación precisa, pero que han
perdido más tarde esta significación. Ejemplos: imposición de la sal
en los ritos del catecumenado. Hay que decir que muchos de estos
ritos secundarios han sido suprimidos o modificados por el Vaticano
II.
Es importante observar que el aspecto decisivo en
todos los casos es la unión entre el rito y el sentido: ésta es la
realidad verdaderamente inmutable en la liturgia, de tal manera que
cuando desaparece la unión entre rito y sentido, las acciones
litúrgicas caen en el defecto del ritualismo mágico.
b) Línea de progreso
Junto a estas fidelidades, en la evolución histórica
de los ritos observamos también cambios muy importantes.
• Se conserva inmutable un núcleo esencial
pero se añaden ritos complementarios que completan el sentido de los
ritos originarios. Ejemplo del bautismo: al baño de agua se
añadieron la unción, el signo de la cruz, el vestido blanco, la luz,
etc.
• En otros casos los cambios han afectado al
mismo núcleo esencial del rito. Ejemplo: la penitencia.
primero pública, después, privada, unas veces con imposición de
manos, otras, sin ella. etc.
• Por último, cambios debido al hecho de que
algunos gestos, de entrada puramente funcionales, han
adquirido la categoría de verdaderos ritos, al ser dotados de
significación especial. El lavabo de manos era al principio un gesto
o rito sólo funcional, era para lavarse porque se manchaba. Después
se le dio un sentido de purificación.
Las causas que han influido en estos cambios han sido
éstas:
- el ambiente cultural en el que se ha desarrollado
la liturgia;
- la tradición religiosa de los pueblos que han
abrazado el cristianismo;
- la mentalidad de las diversas épocas;
- el acento diverso sobre uno u otro de los aspectos
de la fe;
- algunas veces la comodidad, como el no dar el cáliz
a los laicos.
El principio conductor de los cambios ha sido la
necesidad de adaptación a las comunidades concretas, es decir, la
preocupación pastoral. Unas veces han contribuido a la mejora de la
liturgia y otras veces al empeoramiento del sentido de los textos y
de la misma liturgia.
El principio que hemos de tener en cuenta para la
evolución futura es éste: "los textos y los ritos deben
ordenarse de tal manera que expresen con mayor claridad las cosas
santas que significan y que el pueblo cristiano, en la medida de los
posible, pueda comprenderlas fácilmente y participar en ellas por
medio de una celebración plena, activa y comunitaria" (SC
21).
Analizar primero el sentido; segundo, expresarlo por
medio de los ritos con la mejor claridad posible. Y teniendo en
cuenta la comprensión del pueblo para que pueda participar plena,
activa y comunitariamente.
c) Papel de la asamblea litúrgica
El futuro de la liturgia está en la existencia y en
la vitalidad de las comunidades cristianas concretas. Estas tienen
en la asamblea litúrgica el lugar de su expresión más típica y
genuina. El papel de la asamblea ha sido siempre grande en la
historia, pero ha tenido una significación diversa según el contexto
ambiental. Analicemos este papel en tres épocas diversas.
1.- La asamblea en el contexto de la sociedad
pagana. Las asambleas de los cristianos toman un aspecto de
ruptura contra el ambiente y de intensa unión entre los miembros de
la misma. Para un pagano el cristianismo se presenta sobre todo como
un fenómeno de unas personas que celebran reuniones. Las asambleas
cristianas llaman la atención de los paganos porque no conocían un
culto que implicase la reunión de la comunidad. La Iglesia, que está
dispersa en un ambiente pagano, está estrechamente ligada a la
celebración en reunión. En medio de un mundo pagano, es en la
asamblea de los hermanos donde el cristiano halla visiblemente a la
Iglesia, y sólo allí la halla. Es en la asamblea litúrgica donde los
no cristianos, que ven las cosas desde fuera, pueden contemplar la
vida de la Iglesia.
2.- La asamblea en el contexto de
cristiandad. Cuando la Iglesia, poco a poco, se extiende y
se equipara o se hace uno con la sociedad, entonces el rostro de la
asamblea empieza a cambiar. Si cada ciudadano es también un
bautizado, la asamblea ya no es una cosa distinta con la sociedad.
La participación en la asamblea es acto religioso, pero también
sociológico. Entonces, en el interior de la asamblea se produce un
distanciamiento cada vez mayor entre los responsables (clérigos) y
el pueblo. Esta situación favorece el clericalismo y quita a la
asamblea litúrgica su condición de ser reflejo de la Iglesia.
3.- La asamblea en el contexto del mundo
secularizado. Ahora tiene la oportunidad de recuperar su
verdadero sentido. Los miembros de la sociedad, sean bautizados o
no, se hallan en un plano de igualdad. Los cristianos, en cambio, se
sienten como tales en la asamblea litúrgica. De ahí la importancia
creciente de la participación en la celebración de la liturgia como
signo de pertenencia a la Iglesia. En el futuro inmediato, cada vez
tendrán más importancia las comunidades concretas y reales de
cristianos para la presencia de la Iglesia en el mundo. Una de la
características básicas de su vida litúrgica tendrá que ser la
dimensión testimonial y misionera.
La parte histórica que hemos analizado por encima,
nos ha puesto a tiro la parte teológica. Comenzaremos en los
siguientes capítulo la parte teológica.
Las ideas y los conceptos que hemos visto, sobre
todo, en el Movimiento Litúrgico y en el Concilio son los que van a
ser analizados en esta parte teológica.
1 ¿Cómo influyó el Movimiento Litúrgico en el
Vaticano II?
2 Escribe tres ideas fundamentales dela constitución
litúrgica del Vaticano II.
3 ¿Cómo crees que se debe entender el principio de
"adaptación de la liturgia" (SC 34).
4 A lo largo de la historia de la liturgia, también
en el Vaticano II, nos hemos movido en la tensión entre comunidad e
individualismo. ¿Cómo crees que se vive esta situación, hoy, entre
nosotros?
5 Escribe, según tu opinión, tres corrientes de
opinión que todavía persisten entre nosotros.
6 Señala los aspectos positivos y negativos, las
consecuencias positivas y negativas de las tres corrientes de
opinión que has escrito en el punto anterior.
7 ¿Cuál es en tu opinión el desafío mayor que tiene
delante la liturgia?