-¿Qué sexy tiene la Teología para una persona laica?
-Me interesó de adolescente, pero mi madre me dijo que
estudiar Teología como primera carrera no. Estudié
Trabajo Social, trabajé con menores durante años y
después hice Teología.
-Escribió su tesis sobre María Magdalena. ¿Quién fue?
-Popularmente es la prostituta arrepentida.
-¿Arrepentida de qué?
-De sus pecados de la carne. Pero eso no tiene apoyo en
el texto. Es una mezcla de diferentes mujeres, se
relacionaron distintos textos y se creó esa María
Magdalena porque servía muy bien como tema para
predicación. Pero en el texto aparece como discípula de
Jesús, sin más.
-O sea, que argumentalmente venía bien un personaje
así.
-Pero no se utilizó desde el principio. Pasa lo mismo
que con los sanantonios de Urkiola. ¿Por qué lo decimos
en plural? Probablemente porque estamos mezclando
diferentes figuras.
-De verdad de la buena: ¿Dios existe o es una
entelequia?
-No se puede probar. Decir que Dios existe es una forma
de interpretar huellas de su existencia en las personas,
en la historia, en la Creación.
Carmen Bernabé necesita de frases extensas para expresar
sus razones. Las verdades, si existen, no son simples en
su boca, requieren de explicaciones complejas, y acaso
la serenidad de su voz y su gesto hacen aún más
contundentes las ideas. El discurso templado y calmo se
hace demoledor. Es teóloga y profesora de la materia en
la Universidad de Deusto.
-¿Qué es una teóloga?
-Una persona que reflexiona sobre la fe apoyada en la
Escritura y su contexto. Hay que saber lenguas,
historia, hacemos incursiones en la arqueología, la
filología... También se estudia la tradición cristiana.
-¿Hay teología en otras religiones?
-Hay gente que estudia la tradición de otras religiones.
Quizá no lo hagan de una forma tan sistemática, porque
la religión cristiana tiene algo que aún no encontramos
en el Islam: el cristianismo ha tenido que afrontar la
Ilustración, y eso le ha llevado a hacer estudios
críticos de la Escritura y el Islam está en proceso
de...
-Y usted, ¿por qué es católica?
-Porque nací en una sociedad católica, es decir, por
tradición pero también por asunción. Esto no quiere
decir que esté de acuerdo en todo. Si hubiera nacido en
una familia anglicana o protestante, probablemente sería
anglicana.
-La religión ha calado tanto en nuestra sociedad que
se puede hablar incluso de ateos católicos, ¿no?
-Sí que ha influido, ha empapado, ha conformado la
cultura occidental y europea. En algunas cosas, lo ha
hecho para bien. Su influencia se deja notar incluso en
la forma de abordar la ciencia. En España, la crítica se
hace a la contra. En otros países de Europa, no se ve un
sentimiento anticatólico tan fuerte como el que a veces
se ve aquí.
-Hay pocas vocaciones.
-El problema es que se pretende poner moldes de lo que
es la vocación y, lo que no entre en él, sobra. El molde
está viejo.
-¿Debemos entender en sus palabras que hay que
permitir el matrimonio?
-La vocación es un llamado para ser algo. En la Iglesia
no faltan: hay mujeres con vocación. El celibato
obligatorio es otro de los problemas. Quizá se deba
revisar cómo hay que dedicarse a la Iglesia. Se reza
mucho al Espíritu Santo para que mande vocaciones, pero
quizá se deba tener la valentía de cuestionarse los
moldes de cómo llevar a cabo esas vocaciones.
-¿Usted es contraria al celibato?
-En los curas es un consejo, no una obligación, y
procede de otros momentos históricos que tenían una
concepción de la sexualidad y del trabajo diferentes. Si
lo planteamos como una condición de quienes se dedican
plenamente, es discriminatorio, porque los laicos nos
podemos dedicar a extender el evangelio y el matrimonio
no es un 'handicap' por el que haya que pasar. Dudo
mucho de que los célibes estén más disponibles.
Igualdad en la
Iglesia
-Muchas de las vocaciones son de gentes de
otros países.
-¿De las vocaciones convencionales? Sí, pero también es
cierto que cuando llegan a Europa se plantean otras
cosas. Tendríamos que preguntarnos cuántas de esas
vocaciones son producto de la necesidad.
-¿Para huir de la pobreza?
-Según qué casos.
-¿Esas nuevas culturas traerán nuevos usos, más
alegres? La Iglesia católica, ¿no es un poco triste?
-Sí, porque se han cargado la tintas más en el deber que
en lo que es vida y plenitud. Esa alegría la reivindican
algunos movimientos, pero no son los que más
predicamento tienen en la sociedad.
-¿La Iglesia es ese mundo político con tanto
vericueto como muestra la ficción?
-Primero, ¿qué es la Iglesia?
-El aparato.
-Tiene muchos ámbitos: desde una parroquia hasta la
curia vaticana y funcionan de diferente manera. La curia
yo no la conozco, pero por lo que sé la Iglesia es una
institución con muchos siglos y muy compleja.
-¿Cómo se explica la poca participación de la mujer
en esas estructuras?
-Quien tiene el poder de gobernar la Iglesia es quien
tiene el poder de consagrar. Si a la mujer por sexo se
le impide consagrar, es decir, celebrar la Eucaristía,
se le impide gobernar. En la mujer el sexo es un
impedimento para ser ordenada. Es una argumentación
legal con base filosófica que está sacralizada y se ve
como voluntad de Dios. La mujer permanece en aquellos
lugares en los que no puede decidir sobre la vida de la
comunidad. La consecuencia es muy grave: la mujer está
condenada a ser menor de edad en la Iglesia.
-¿Qué pasaría si se hiciera valer la Constitución
dentro de la Iglesia?
-Ya se está haciendo, por ejemplo cuando despiden a
alguien de un trabajo. El de la igualdad en la Iglesia
es un asunto sangrante que clama al cielo. No se pueden
seguir dando más vueltas. No existe impedimento legal
para que se ordene a las mujeres.
-¿Se hará de inmediato?
-No están acostumbrados a que les manden mujeres y
existe un miedo solapado a ellas.
-Cuando se las ordene, ¿las llamaremos sacerdotisas?
-No. Deben cambiar más cosas, debe ser en una Iglesia
diferente.
-¿Usted querría ser ordenada?
-No, yo no.